sábado, 28 de diciembre de 2013

‘Nymphomaniac’, la nueva provocación de Lars von Trier



Se ha hablado mucho últimamente de la nueva película del danés Lars Von Trier, director tan respetado para unos y tan aburrido para otros. Suyas son películas rompedoras, siempre con ese espíritu de provocación, como Bailando en la oscuridad, Dogville, Manderlay, Anticristo o Melancolía. En esta ocasión parece que Lars Von Trier ha querido superarse con una película larguísima de cuatro horas, que se estrena en dos partes, la primera de ellas el pasado día de navidad y la segunda llega en enero.

Antes de su estreno, de Nymphomaniac ya se hablaba que iba a ser un escándalo, que iba a pegar fuerte, primero que íbamos a ver a actores conocidos como Jamie Bell (Billy Elliot) o Uma Thurman (Kill Bill, Pulp fiction) practicando sexo explícito y luego que en realidad en las escenas más tórridas iban a ser doblados por actores porno. Pero todo lo que se hablaba de la película eran meras conjeturas, provocaciones y un hábil juego al despiste del equipo de Von Trier. Tocaba ir al cine para ver qué era realmente lo que acaba de crear el director danés, aunque sabiendo que nos íbamos a quedar a medias, al menos hasta enero.

La Nymphomaniac que podemos ver en cines, ya se nos avisa al empezar la proyección, es una versión censurada o abreviada, aunque la película íntegra (de unas cinco horas) se estrenará en la próxima edición de la Berlinale, en febrero, y fuera de concurso. ¿Pero qué es realmente Nymphomaniac? Es la historia de Joe (Charlotte Gainsbourg), una mujer que tras ser encontrada dormida (o inconsciente) en mitad de la fría calle por un hombre solitario, Seligman (Stellan Skarsgard), decide contarle qué le ha llevado a esa situación. Y ahí empieza el relato de su vida, desde que siendo una niña se dejaba seducir por los juegos, todavía inocentes, de su amiga, pasando por la pérdida de virginidad y su posterior necesidad de acostarse al menos con diez hombres cada día. Pero lo cierto es que hay mucho más que eso y quedarse en el plano puramente sexual de la película sería excesivamente simplista, más aún si tenemos en cuenta que detrás está la firma de Lars Von Trier. Claro que precisamente por ser obra de quien es, uno nunca sabe a lo que atenerse y quizá el director, en el fondo, está jugando con nosotros para que busquemos una explicación algo más profunda en nosotros mismos.

Efectivamente, en Nymphomaniac hay mucho sexo, aunque desde luego no tan descarado, ni llevado tan al extremo como nos habían hecho pensar (recordemos, no obstante, que estamos hablando por hablar, puesto que solo hemos visto la primera parte, abreviada o censurada, y todavía no sabemos qué nos deparará la segunda). Sí vemos a una mujer sedienta de experiencias sexuales diferentes, pero el relato todavía no es tan diferente de otros muchos que se han hecho, al menos en la literatura, de la condición de adicto/a al sexo. Digamos que la primera parte parece una larga introducción a la explosión que quizá nos encontremos en la segunda. En estas primeras dos horas, el espectador puede sentirse cercano al pensamiento de Seligman, cuando insistentemente le dice a Joe que no se castigue, que tampoco es para tanto lo que ha hecho, aunque obviamente sabemos que la protagonista de esta historia es una mujer sin escrúpulos y claramente desatada.  

Otra cosa sería analizar lo que se esconde detrás de ese deseo sexual. Podríamos pensar que es la consecuencia de un acercamiento demasiado temprano al sexo (algo que resultaría absurdo hoy en día) o de la manera como, siendo muy joven, su amiga le animaba a llevar a cabo juegos cada vez más perversos (una explicación que, nuevamente, sería sesgada). Ahí es donde parece que entra el rompecabezas de Lars Von Trier: ¿qué vemos nosotros en Nymphomaniac?, ¿qué explicación le damos a la historia y la vida de Joe?, ¿la reprochamos o nos mostramos condescendientes?, ¿sentimos la necesidad de fantasear con nuestros límites o preferimos situarnos en el extremo más opuesto?, ¿la tachamos de inmoral, de víctima o de despiadada? Parece lógico pensar que cada espectador tendrá sus respuestas y que estas deberán completarse con el estreno de la segunda parte. 

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